La famosa Primavera Árabe, con su espíritu de lucha contra las fuerzas del gobierno, desmanteló un conflicto de más de 5 años que es manejado al antojo de los “grandes maestros” de la política internacional. A Siria nunca le llegó su “primavera”, sino que sus calles se inundaron de “lluvias” de proyectiles y el sonido de tiroteos.

Rebobinemos hasta el inicio, año 2011, nace un movimiento popular en el que los árabes toman las calles en protesta ante el gobierno y exigen reformas gubernamentales, la Primavera Árabe. La protesta tuvo sus orígenes en Túnez, con la llamada revolución tunecina, y su desencadenante fue el acto de protesta contra la policía, protagonizado por un joven de 26 años, Mohamed Bouazizi, que se inmoló el 4 de enero de 2011. En pocas semanas, la primera árabe se extendió por  Libia y Egipto, llegando hasta Deraa (Siria), la que fue la provincia de la cuna de la revolución.  Un grupo de adolescentes dibujaron un grafiti en los muros de un colegio con espíritu de protesta ante el régimen liderado por el actual presidente Basshar al-Adsad, por ello fueron arrestados y torturados. Esto provocó que cientos de Sirios se echaran a las calles en contra del régimen de Al-Asad por sus continuos actos violando los derechos humanos. Así tuvo comienzo la Guerra Civil Siria que enfrenta a las Fueras Armadas del gobierno de Al-Asad y varios grupos armados de diversa índole conocidos como la “oposición Siria”.

El efecto domino de la Primavera Árabe, la unión de los grupos opositores al Gobierno junto con grupos terroristas y la intervención internacional por intereses externos, han hecho de un país que se encontraba en desarrollo, un lugar en el que los ciudadanos se enfrentan a una de las llamadas “nuevas guerras”.

La Guerra Civil Siria, que todavía no presenta un final claro, se caracteriza por la falta de campo de batalla, los disparos permanentes contra civiles y la caída perpetua de misiles de manera aleatoria, a lo que se le denomina “guerra sucia”. Las armas frecuentes utilizadas por los grupos terroristas sin apoyo internacional en las ciudades más castigadas de Siria (como la ciudad de Alepo), son proyectiles caseros preparados con elementos cortantes, que al estallar se reparten en cientos de metros, haciendo más peligroso, incluso, las repercusiones causadas por los materiales con los que están fabricados los proyectiles que la propia explosión. Alepo sufre continuos actos propios de terroristas, muy parecidos a los que los mismos grupos armados organizan en Europa, pero con una frecuencia diaria. Los continuos ataques dejan cientos de muertos en cada uno de ellos, convirtiendo hogares en escombro y aumentando la pobreza de los supervivientes.

Lo que nos lleva a la famosa “crisis de los refugiados” de Europa. Millones de víctimas sumergidas en medio de un caos con la esperanza de salir en busca de un lugar donde no tengan miedo a salir a la calle y tengan la oportunidad de una vida digna. El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) afirma que la cifra llega hasta casi seis millones, algo más de una cuarta parte de la población. Debido a la alta suma, los medios proporcionados por Europa se han quedado escasos y el problema va en aumento.

La supuesta Guerra Civil de Siria, ha tomado una perspectiva muy diferente a lo que se puede considerar “Civil”. El conflicto enfrenta a los rebeldes contra el régimen de Al-Asad, a los Suníes contra los Chiíes, Turcos frente Kurdos, una lucha constante de la coalición internacional contra el Estado Islámico (ISIS, en sus sigla en inglés), al ISIS contra todos y en medio de este caos se mezclan unos intereses externos de Rusia contra Occidente, la renovada Guerra Fría.

Las previsiones de futuro son poner fin al conflicto, algo que no será tarea fácil. El reciente pacto de alto al fuego general fue sellado el 29 de diciembre, entre los grupos sirios y los rebeldes, anunciado por el presidente de Rusia, Vladimir Putin, (apoyo principal del gobierno de Al-Asad) y ratificado por el gobierno Turco, (aliado de la oposición) los principales dirigentes de la guerra. Estados Unidos, que ya ha perdido gran parte de su iniciativa, quedó totalmente apartado de este tercer intento de alto al fuego. El gran acuerdo político deberá llegar bajo negociación de Rusia y Turquía, ya que el presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, en oposición a Rusia exige la salida de Al-Asad.  El pacto deja al margen algunos grupos terroristas (como el Estado Islámico y el Frente de la Conquista del Levante), lo que dificultarán, aún más, los arreglos de paz. Aunque, según la organización Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), el acuerdo se está respetando en un 90% de las zonas incluidas en tregua. Poner fin al conflicto requerirá una reanudación de conversaciones de paz por parte de los actores implicados, previstas para finales de este mes de enero, y ampliar a todo el país la tregua lograda en algunas zonas, “casi ná”.

Un comentario en «EL CONFLICTO SIRIO DESDE SUS INICIOS»

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