Os vamos a presentar dos titulares:

“VOX presenta a un candidato negro en la provincia de Barcelona”.

“Pablo Casado dice que su madre intentó abortarlo comiendo piedras”

Bien, uno de estos dos titulares es falsos. ¿Adivinas cuál? Pues dejaremos que saques tus propias conclusiones, pero lo cierto es que cada vez más cuesta distinguir las noticias reales de las falsas.

Precisamente, el año pasado tras las famosas injerencias rusas en las elecciones americanas, un alto ejecutivo Facebook, declaraba que “la desinformación no es efectiva contra una ciudadanía bien educada”. Una brillante declaración que muestra la capacidad de éxito que pueden tener las “fake-news” en las sociedades menos avanzadas educativamente o con sistemas educativos que no están adaptados a las realidades digitales del presente.

Lo cierto es que la desinformación y las “fake-news” son un problema para la ciudadanía en general: generan confusión, socavan la confianza en la experiencia y polarizan aun más la opinión pública. Y con los últimos desarrollos tecnológicos, pues distribuir y expandir “fake news” es más fácil, barato y sofisticado que nunca.

¿Por qué no se combaten las “fake-news”?

Como decimos, las “fake-news” se expanden principalmente a través de las redes y cada vez de forma más sofisticada, y la industria tecnológica muestra poca predisposición a reformar esto y promover cambios.

¿Por qué muestran poca predisposición? Obviamente, porque cada vez que haces clic en una noticia falsa, pues Facebook gana dinero de una u otra forma. Poco importa el contenido que circule en la red cuando su modelo de negocio está basado en la viralidad y los clics que generan visitas y aumentan el valor de su modelo de publicidad.

¿Pero deben de ser las plataformas sociales las encargadas de combatirlas?

Pues como dijo el ejecutivo de Facebook, si la desinformación no es efectiva contra una sociedad bien educada y la educación es responsabilidad de los gobiernos… ¿por qué se exige a estas plataformas responsabilidad a la hora de regular el contenido que aparece en ellas? ¿No se debería exigir más responsabilidad ética a los periodistas que muchas veces publican información falsa o no contrastada?

O que podemos exigir a supuestas páginas destinadas a realizar los famosos “fact-checks” como Maldito Bulo o El Objetivo, presentado por Ana Pastor y la cual es dueña de una web de “verificación de datos”, pero que apenas desmienten bulos que circulan por WhatsApp y no se meten en camisa de once varas a desmentir las burradas que pueden decir nuestros políticos. Obviamente no podemos exigirles nada, porque quizá, también haya intereses en común para no desmentir ciertas noticias que puedan ir en contra de sus intereses: estos medios no viven del aire.

¿Cómo interpretar las noticias?

En primer lugar, TODOS los partidos distribuyen “fake-news”. Desde Podemos, pasando por el PSOE, PP, Ciudadanos, VOX, etc… siempre van a ofrecernos información sesgada que muchas veces causa que sea “fake”. Y aquí tenemos dos opciones, compartir y creernos como unos hooligans todo lo que nos dicen, o bien, tener la responsabilidad de leer las noticias de forma crítica.

Es cierto que esta responsabilidad es una habilidad que no es natural. El pensamiento crítico es una habilidad que debe ser desarrollada, pero volvemos al problema educativo: los actuales planes de educación no ayudan a ello ya que están destinados a crear una sociedad cada vez más manejable y en cierta medida ignorante, la cual cada vez es menos capaz de distinguir entre ficción y realidad, y mucho menos, distinguir entre un candidato político capacitado y uno que no lo es.

En países como Finlandia, Suecia u Holanda, enseñan y entienden en sus planes educativos que la alfabetización digital y el pensamiento crítico sobre la desinformación tienen un gran efecto, por lo tanto, ¿es la educación la mejor solución a largo plazo para combatir la prevalencia de las “fake-news” y la desinformación? ¿Y que se hace en España respecto a esto en materia educativa? ¿es Ana Pastor la única que combate las “fake-news” cuando tanto como las noticias falsas como los desmentidos están puramente guiados por motivos económicos?

En conclusión, si te han engañado con “fake news”, échale la culpa al sistema educativo. Por cierto, el titular falso era el de Pablo Casado.

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