Adolfo Ramírez Morales: experto en Transformación Digital Empresarial y exdirector general adjunto del Banco Santander (2013-2017). Autor del libro “Digitalízate o desaparece” (grupo Planeta).

Xose Martínez Contreras: En su libro “Digitalízate o desaparece” explica cómo la transformación en la era digital es en realidad una transformación humana. Actualmente estamos ante una Nueva Normalidad en la que parece ser que habrá vacunas disponibles para la COVID-19 en la próxima primavera y, por lo tanto, nos exigirá otra transformación humana. ¿Estamos preparados para este cambio? ¿Qué paralelismos observa entre estas dos transformaciones?

Adolfo Ramírez Morales: Todo está conectado. La realidad es que vamos adaptando las cosas con bastante rapidez. La prueba la tienes en el hecho de haber mantenido razonables niveles de actividad durante la pandemia, la explosión del teletrabajo y el incremento de las compras online son dos buenos ejemplos de cómo nos adaptamos a los cambios, en este caso a las adversidades.

¿Qué es lo que ocurre? Que si esta pandemia nos la imaginamos hace 8 o 10 años, hubiera sido una crisis global muchísima más importante y catastrófica de lo que está siendo. No hubiéramos podido tener herramientas como la videoconferencia o el comercio electrónico (e-commerce). Los niveles de mortalidad hubieran sido muchísimo más elevados y la crisis económica hubieran sido irrecuperable en muchos años.

Estamos hablando que con una vacuna volvemos a una normalidad económica y empresarial. Lo cual, quiere decir que, la digitalización ha tenido muchísimo que ver en que se haya mitigado el impacto de la catástrofe.

También es verdad que la pandemia ha acelerado la transformación de las personas y de las organizaciones. Se cuestionaba si el teletrabajo era una buena idea o no, ahora ya es una buena idea. El siguiente paso es pasar de un teletrabajo improvisado a un nuevo modelo organizativo en el que el trabajo remoto es un elemento muy relevante del mismo. La digitalización nos está ayudando a superar la pandemia de una forma más eficiente y racional.

X.M.C En tus conferencias explicas muy bien la importancia de la seguridad, en este contexto, ¿qué puede aportarnos?

A.R.M. Enviamos 200 millones de emails por minuto, hacemos comprar por un millón y medio de dólares al minuto, …; durante un minuto pasan muchas cosas en Internet. Estamos permanentemente conectados. Esa conexión trae cambios en nuestros comportamientos y hábitos. Dicha aceleración tiene sus riesgos y la clave está en gestionarla a nivel político, educacional, empresarial, familiar, etc. No puede dejarse al libre albedrío.

Muchas veces dejamos que la tecnología avance sin ningún tipo de control. No le dedicamos el suficiente tiempo y la necesaria inteligencia a entenderla y gestionarla. Cuando hay algo de mucho impacto y no eres capaz de gestionarlo, eso te gestiona a ti.

Las nuevas tecnologías disruptivas (big data, cloud, inteligencia artificial, IoT, etc.) tenemos que desarrollarlas con el objetivo de conseguir un mundo mejor y más sostenible, puede sonar al típico slogan “político”, pero posiblemente no haya punto medio y, todo parece indicar que estamos en ese momento en el que las decisiones van a tener un impacto decisivo en nuestro futuro.

X.M.C. Usted ha analizado detalladamente cómo empresas punteras en el siglo XX como Blockbuster, Kodak o Thomas Cook, no supieron adaptarse al comercio del siglo XXI. La comparación que hago es que el ser humano es una especie adaptativa y si no sabemos adaptarnos a esta Nueva Normalidad, corremos el riesgo de sufrir modificaciones cognitivas y/o conductuales; hasta incluso la posibilidad de extinguirnos.

A.R.M. A lo mejor eso ocurre sin la necesidad de la tecnología, ya nos encargamos nosotros de avanzar hacia ese abismo. Sería injusto echarle la culpa a la tecnología de todas las atrocidades que cometemos. Lo que estás diciendo no es ciencia ficción. Lo que tenemos que pensar es que, como especie, todas las posibilidades que hay hoy, nunca las hemos tenido. Se ha producido un cambio disruptivo.

Cuando analizas las revoluciones industriales del pasado …, esta revolución ha sido muchísimo más profunda porque es global e inmediata. Antes las disrupciones tardaban en desplegarse. Tendríamos que aprovechar toda esta inteligencia para avanzar y si no lo hacemos, estaremos cometiendo un grave error. Igual que el progreso es global, también el riesgo de no hacerlo es global.

X.M.C. En relación con los riesgos que tiene la transformación humana que afrontar con respecto a la alta tecnología (dígase mayor esperanza de vida, trabajo colaborativo, desregulación de los Estados, polarización salarial, educación y aprendizaje continuo, etc.), ¿cómo podríamos gestionar estos riesgos para fomentar un pensamiento crítico constructivo?

A.R.M. Has tocado posiblemente uno de los temas clave: la educación. Hay varios ángulos. El primero es la ausencia de liderazgo (político, empresarial, …). Segundo, entender qué está ocurriendo. Si tú no entiendes el impacto del cambio, es muy difícil que tengas la ambición de querer hacer cambios. Es absurdo que los niños de hoy que van a la escuela estén aprendiendo como cuando iba yo o incluso como cuando ibas tú. Las posibilidades, la forma de expresarse, los conocimientos/habilidades, …; hoy los hábitos son completamente distintos. Había cosas que tenías que aprender de memoria que hoy no tiene ningún sentido. El cambio no puede ser cosmético sustituyendo la tiza por la pizarra digital.

Hoy lo importante (seguramente siempre lo han sido) son los fundamentos, tendríamos que educar en la búsqueda de información de valor, en reconocer cuando una fuente es fiable o no, en el pensamiento crítico, en definitiva, prepararles para su “camino”, para que puedan crecer y desarrollarse.

X.M.C. Básicamente sería una cuestión de, ¿qué prefieres, que te enseñe a pescar o te doy el pescado?

A.R.M. Exactamente.

X.M.C. Con respecto a la tecnología en el ámbito educativo habría dos polos: los nuevos recursos materiales y actualizar técnicas pedagógicas sobre conocimientos/conceptos teóricos tradicionales. Personalmente observo como un síntoma negativo que un estudiante acabe la E.S.O. sin haber estudiado “La República” de Platón o distinguir entre una afirmación basada en el método científico de una suposición arbitraria.

Otro síntoma sería la ausencia de concienciación del fin de la educación lineal: estudio, me especializo y permanezco en un empleo durante toda la vida laboral. Esto se ha acabado. El diagnóstico parece claro, pero ¿qué falla en la implementación para un nuevo sistema educativo?

A.R.M. Hay un problema de ejecución claro. Uno de los grandes problemas que estamos viviendo es un problema de ejecución. Como ahora hay más ejecución, porque hay más cambios; es más acuciado. Por ejemplo, en el ámbito empresarial está demostrado que la mayoría de los fracasos de los proyectos es por la ejecución. La estrategia está bien definida, pero luego no se ejecuta y, al no ejecutarse, no se pasa a la acción. El no pasar a la acción implica que las cosas no cambien.

X.M.C. Con respecto a la banca en general, ¿qué cree que falló en la crisis financiera del 2008? ¿Qué diferencia hay entre la crisis del 2008 y la actual?

A.R.M. Primero de todo es un tema complejo y de causas mixtas. Yo creo que los fallos están directamente relacionados con la ambición. A nivel mundial hubo una ambición por los resultados que llevó a hacer equivocados vehículos financieros, y una falta de regulación en aquel momento. Pero hoy la crisis es completamente distinta, es una crisis de modelo de negocio. Es decir, en aquel momento, el modelo de negocio de las empresas, en general, era adecuado, el problema era de liquidez y garantías, pero era un modelo que funcionaba. Hoy en día es un problema de modelo de negocio.

Provocado por las nuevas tecnologías, el cambio de nuestros comportamientos como consumidores es evidente y los modelos de negocio y empresariales que nos han traído hasta aquí, se están mostrando como inadecuados para la nueva economía.

Las empresas tienen que entender el nuevo contexto, cuestionarse y evolucionar su estrategia y afrontar un ambicioso plan de transformación que les permita competir en la era digital. Y, en mi opinión, es un tema que tienen que abordar todas las empresas, con independencia de su tamaño, sector o geografía.

X.M.C. Muchas gracias por dedicar un tiempo para Polileaks y ayudar a entender qué tipos de desafíos nos esperan.

A.R.M. De nada y un placer haber compartido ideas con vosotros.

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