Alfonso Colodrón: escritor, terapeuta y abogado. Autor de “Tao te ching al alcance de todos”.

Xose Martínez Contreras: ¿En qué situación te encontrabas y cómo fue tu primera impresión cuando comenzó la crisis de la COVID-19?

Alfonso Colodrón: El día 13 de marzo estaba de camino al polideportivo Valle de las Cañas de mi ciudad, Pozuelo de Alarcón, y nos informaron de que iban a cerrarlo. En aquel momento pensé que sería algo que iba a durar muy poco tiempo. Había gente que estaba muy paranoica, pero yo pensaba que sería algo estacional. Estaba tranquilo y me fui a mi casa. Sin embargo, empecé a investigar. Vi que había mucho alarmismo.

X.M.C. Parte de tu trabajo se ha centrado en el orientalismo y la importancia de corrientes filosóficas milenarias en el día a día de las personas. Una crisis pandémica de esta magnitud ha puesto de manifiesto la importancia de los valores morales y éticos del ciudadano a la hora de asimilar, gestionar y sobreponerse a un problema como este.

A lo largo del año 2020, hemos observado cómo el miedo ha sido el denominador común independientemente de nuestras creencias, ideologías políticas, posición socioeconómica, raza, etnia, género, etc. Un ejemplo es cómo en dos países con gobiernos opuestos ideológicamente (España y EE. UU.) no han sabido gestionar correctamente el desconcierto que la Ciencia necesita en su fase investigación. Otro ejemplo es la crisis de identidad entre el sistema (instituciones públicas y partidos políticos) y el antisistema (entendido como movimientos sociales que intentan abstraerse de la realidad), que comparten los mismos vicios: negación, miedo, frustración, “cortoplacismo”, etc.

A.C. El afuera es un reflejo del adentro y viceversa. ¿Ves esto? [Alfonso me enseña el símbolo del yīnyáng]

X.M.C. El yīnyáng, claro.

A.C. Pues esto es la máxima sabiduría. Con esto no me refiero a la idea del eterno retorno o del pesimismo, no. Primero, a los políticos la ciencia les importa un pepino. En segundo lugar, incluso los políticos que se agarran a la ciencia, es un agarre bastante falaz. La ciencia no sólo es falsable, sino que no hay un criterio único sobre el virus. Hay otra máxima, la ciencia es provisional. Tenemos dos mezclas: ¿Quién aplica las políticas?, ¿quién aplica la ciencia?

En cuanto al espectro ideológico, te entiendo perfectamente. Quitemos las etiquetas de derecha e izquierda. Vamos a poner confianza frente a desconfianza. Si tú eres una persona que confía en la gente, eres “rousseauniano”; si eres alguien que desconfía, eres “hobbesiano”. Encuentras esta distinción dentro de los partidos políticos.

Además, en esta crisis se han juntado diversos factores como el decrecimiento, la simplicidad voluntaria, los límites de la Tierra, etc. Es un reflejo de un problema de sostenibilidad y con la manera en cómo hemos vivido.

X.M.C. Diversas enfermedades víricas (Zika, ébola, …) han atacado a zonas ajenas a nosotros (por Occidente) en los últimos años. Si me permites la expresión, en cuanto uno tiene la mierda delante, es cuando se da cuenta de su hedor.

A.C. Exactamente, tú lo has dicho. Tenemos la mierda aquí. Este tipo de enfermedades no habían atacado a las fuentes de poder (Pekín, Nueva York, Londres, París, Madrid, Barcelona, …), y la gente se ha asustado.

X.M.C. ¿Crees que esto puede ser una oportunidad para que Occidente se involucre de verdad en problemas globales como la pobreza absoluta y relativa o la desnutrición?

A.C. La pandemia es un detonador, pero realmente no es la causa de la crisis económica. La clave está en que hay un crecimiento que no es sostenible. Lo sabemos, pero no queremos verlo. Por ejemplo, teóricamente todo el mundo puede llegar a todo, pero es mentira. Por ejemplo, para llegar a ser presidente de los EE. UU., una persona debe tener una determinada cantidad de dinero.

Pero vamos por otro lado. Ahora imagínate un mundo feliz donde todo el mundo tiene el nivel de vida americano o europeo. Imagínate los niveles de consumo (de recursos no renovables como recursos alimenticios), vías de transporte, incremento de las visitas a sitios turísticos (para ver el Louvre o el Prado, por ejemplo), etc. El crecimiento de ahora no es sostenible.

X.M.C. Con respecto a la libertad individual y colectiva. Se produjeron reacciones muy dispares a los sucesivos Estados de Alarma que se implementaron en España. Hubo un cuestionamiento de nuestro “contrato social” y los diversos cauces de la autoridad legítima.

A.C. Bien, de acuerdo. Eso es un hecho, pero ¿cuál sería tu reflexión?

X.M.C. Un punto de partida sería: un pensamiento crítico es válido si intenta construir una opinión propia, pero basada en hechos fehacientes, no en suposiciones. De lo contrario, estaríamos hablando de elucubraciones.

A.C. Desde un punto de vista político-filosófico-ético me parece acertado, pero no es “Realpolitik”. El coronavirus es como la guerra. Cuando se declara la guerra, se acabaron la mayoría de las libertades. Te pueden llamar a filas y estás bajo orden militar.

Los poderes fácticos y económicos se saltan todas las cosas que tú estás diciendo cuándo ellos ven afectados su dinero e identidad. Yo nunca he sido marxista, pero hay dos cosas de Marx que van a misa (fíjate la ironía). Una es la idea que tomó de Hegel de la tesis, la antítesis y la síntesis. Tú puedes llegar a una tesis, yo te la rebato, tenemos que llegar a una síntesis, pero se convierte en una antítesis que va a ser falsada. Así funciona el devenir histórico y el cotidiano. La otra es, que las ideologías y el Estado son superestructuras. ¿Qué significa superestructuras? Que son pura ideología que sirven de armazón a una realidad material. Él se refería a la economía. Yo lo amplío a cualquier discurso individual, creencia, afiliación, etc. Tal vez te parezca radical, pero si indagas qué hay detrás de un acalorado debate, te darás cuenta de que lo que se está defendiendo inconscientemente no es el discurso en sí, sino la propia estructura base. Aquello con lo que la persona se identifica (nivel de vida, clase social, intereses deportivos, preferencias de ocio, experiencias o miedos afectivos…).

X.M.C. Entonces ¿dónde estamos y a dónde vamos?

A.C. Fíjate en la Revolución Francesa: libertad, igualdad y fraternidad. Estamos todavía en la primera fase, que es la libertad. Porque… ¿actualmente hay igualdad? En casi ningún país. ¿Fraternidad? Es ya la utopía maravillosa. Utopía es “no-lugar” (de su origen griego), pero el “no-lugar” es un buen motor para avanzar. Es como el horizonte, siempre va a estar a seis millas náuticas de tu visión.

La libertad, si la vemos desde el punto de vista universal (de la población mundial), es la libertad de morirse de hambre de una manera o morirse de otra. Es morirse dignamente o morirse de hambre pidiendo limosna. Trabajar dignamente o trabajar como millones de personas por un dólar al día durante 12 o 14 horas diarias.

X.M.C. Te escucho.

A.C. Es decir, ¿por qué en unos sitios hay más manifestaciones? Porque los niveles de libertad son mayores, después de luchas históricas y múltiples manifestaciones. Eso incide a su vez en mayores niveles de igualdad. Por ejemplo, menos diferencias en la renta per cápita, existencia del salario mínimo interprofesional, etc.  No es lo mismo vivir en zonas urbanas que en rurales, en zonas costeras o de interior.  En EE. UU. una persona no tiene las mismas oportunidades viviendo en Boston que otra que viva en el Middle West. La gente que tiene más privilegios es porque ha sido más libre, en el sentido de haber podido elegir entre muchas más opciones. Esa libertad de algunos ha sido históricamente construida sobre la base de la desigualdad. En muchos casos, a costa de la explotación.

X.M.C. ¿Cómo has visto la gestión pública española con la pandemia?

A.C. Tengo amigos en Argentina que me llamaban y me preguntaban: ¿qué está pasando en España? Lo que pasa en España, en gran medida, es que sufre una situación política anómala, que no se da en ningún país de Europa. Es como la historia del señor y el niño sentados en el banco observando a una tortuga en lo alto de un poste. El señor le pregunta al niño: “¿Crees que ha subido ahí sola?” El niño le responde: “No, alguien la habrá puesto.” A lo que el señor le vuelve a preguntar: “¿Y crees que podrá bajar?” El niño entendiendo el mensaje: “Alguien la tendrá que quitar de ahí.” Hay poderes fácticos enquistados desde el final de la guerra civil (1939) y cargos públicos puestos a dedo, sin ninguna competencia personal para gestionar el poder otorgado.

Sin embargo, es necesario que haya gente profesional con ética y siguiendo su intuición tanto dentro como fuera de la política. Hay gente que desde fuera de la política institucional puede ayudar más.

X.M.C. Es muy interesante este último punto, en relación con las personas que voluntariamente deciden actuar fuera o desligadas de lo público.

A.C. Es una decisión personal.

X.M.C. Correcto, pero dicha decisión si una persona no gestiona bien sus emociones, puede derivar en que haya talento desaprovechado. Por ejemplo, personas que creen tomar un camino antisistema, pero en realidad el sistema te está ganando, que es convertir a esos individuos en “outsiders” sin ningún tipo de capacidad de decisión o influencia. El sistema juega con las personas para que su única válvula de escape sea la abstracción o la ignorancia (a través de las drogas, el entretenimiento, etc.).

A.C. Es cierto, pero no es menos cierto que la política muchas veces también es un escapismo. Los propios políticos usan la política a veces como una válvula de escape de sus vidas personales. En relación con esto, ha habido muchas figuras que se han sentido decepcionadas con la política. Maquiavelo fue una de ellas. La gente no lo conoce porque no lo ha leído. Él se retira porque no puede influir como el quería políticamente. Maquiavelo era taoísta. Se decepciona absolutamente con los gobernantes de su época.

X.M.C. Te agradezco mucho que hayas tenido tiempo para compartir con Polileaks.

A.C. A mí me ha encantado este formato. Esto ha sido un diálogo que puede enriquecer a alguien y pido disculpas de antemano por las simplificaciones y generalizaciones, habituales en una entrevista espontánea y dialogada. Gracias a Polileaks y a ti Xose.

Un comentario en «La Nueva Normalidad, con Alfonso Colodrón (escritor y terapeuta. Autor de «Tao te ching al alcance de todos»)»

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