Los seres humanos tenemos algo en nosotros que nos anula como individuos en favor del grupo. No es algo que carezca de importancia. Hay personas que ejecutan acciones dentro de un grupo que por si solas, a nivel individual, no harían al considerarlas faltas de inteligencia.

Figura importante dentro del grupo es la del líder, cabeza entre los de su clase, el guía que encamina a los de su grupo a veces hasta ideas disparatadas y es aquí donde se produce el hecho curioso, sus seguidores le respaldan y mismo le  justificarán mediante estudios detallados, pero no acaba aquí la cosa, otros grupos observarán e imitarán la idea del grupo anterior.

Esta propensión a copiar lo que hacen los demás, la necesidad de saber cual es el consenso reinante sobre los asuntos que tratamos sólo tiene un único fin y es el de eliminar los riesgos personales que como individuos podríamos sufrir.

Por lo tanto la no exposición al daño personal, el fracasar de manera convencional y no pensar de una manera independiente es la estrategia óptima para mantenerse en el puesto y lugar que se ocupa. Es cuestión de incentivos, si uno se aleja del grupo con un pensamiento independiente y fracasa tiene más a perder que ganar si está en lo correcto.

De esta manera abundan argumentos como «todo el mundo lo hace así» y cuando un individuo hace uso de la siguiente expresión «los demás lo hacen así», para justificarse, nos advierte de que esa persona es un mero títere, concepto que nunca se le aplicará, ya que la única reputación que se ve afectada es la del grupo dejando a cada uno de sus miembros libres de pecado.

Pero no todo son sombras, a veces de un modo excepcional, una sola persona con valor puede derribar a todo un colectivo.

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