Una noche en la ópera

Nueva York, 1935; una familia actoral goza de una estancia de lo más surrealista en uno de los camarotes más famosos de todos los tiempos. Los hermanos Marx van recibiendo visitas hasta tener que convivir dentro de su compartimento con doce personas más. Una travesía en la cuál, nadie quiere escuchar a nadie, pero en la que todo el mundo quiere hablar, especialmente Groucho y Chico Marx.

Como si del mismísimo río Hudson se tratase, lo que se vivió el 27 de Octubre en el Parlament catalán y en el Senado, parecía casi una representación gráfica de lo grotesco en términos políticos. Que declaro una DUI, que no la declaro, que pongo en marcha el 155, que lo articulo pero no se con qué condiciones, que el PSOE me dice esto, que Ciudadanos me dice aquello, que nosotros mientras cantamos Els Segadors, … Parecía una escena más de los Marx atentiendo a una llamada telefónica de vasos comunicantes entre Barcelona y Madrid, preguntándose por qué ninguno de los dos tiene cobertura.

A punto de cumplirse un mes del referéndum del 1-O, lo que está claro es que nadie ha sido claro desde el Parlament. El Govern decidió optar por una DUI que no fuera publicada en ningún diario oficial de Catalunya, para evitar que su President pudiera ser procesado por rebelión o usurpación de funciones, ante una cámara que no tenía a 50 de sus representantes en dicho pleno. Una DUI que se declaró como una expresión de la voluntad del pueblo catalán con alrededor de 2,5 millones de votantes de partidos independentistas en relación al 5,5 del electorado, y a los 7,5 millones de habitantes del territorio.

Puigdemont, para evitar ser catalogado como traidor, optó por responder con coherencia a la línea electoral de Junts pel Sí, pero a costa de una falta de sentido de Estado (ya sea catalán o español, pueden elegir el que quieran). Una falta de responsabilidad que ha dado alas y justificación para que el Senado pudiera aprobar la formulación del art. 155 con tintes de Decreto de Nueva Planta:

  • Toma de las funciones y competencias del President por parte de Rajoy, delegadas a la Vicepresidenta.

  • Cese de todo el Govern.

  • Cese del Comisario Jefe de los Mossos.

  • Supresión de la «Comisión especial sobre la violación de Derechos Fundamentales en Catalunya», que fiscalizaba a jueces por la actuación policial el 1-O.

  • Supresión del «Consejo Asesor para la Transición Nacional» (2013).

  • Cese del DIPLOCAT.

  • Cese de los delegados de la Generalitat en Bruselas y Madrid.

  • Establecimiento de servicios mínimos para la huelga general del 30 de Octubre al 9 de Noviembre.

¿Se pudo haber evitado esta suspensión del Govern y ataque directo a la cámara catalana? Lo cierto es que por muy drástica que haya sido la decisión, el ya famoso 155 no tiene explícitamente redactados cuáles son los mecanismos que se pueden realizar. Aún siendo inspirado por la Ley de Bonn (art. 37 de la constitución alemana), el art. 155 añade una cláusula más: actuar en caso de que una Comunidad Autónoma actúe en contra del interés general de España.

En otras palabras, la falta de una explicación más detallada en la Constitución, ha permitido que el Gobierno actuara a la británica, casi sin Carta Magna escrita: un ejemplo más cercano a la direct rule (cuando Londres puede administrar directamente la autonomía de Irlanda del Norte).

¿Qué margen de maniobra tiene ahora Catalunya? «Siempre que hay un conflicto entre los diferentes niveles de Gobierno, cuando hay un conflicto entre el ámbito de la soberanía nacional y los ámbitos infraestatales, la soberanía se impone a la autonomía» (Ángel Sánchez Navarro, catedrático de Derecho Constitucional de la Complutense de Madrid).

O lo que es lo mismo, el Govern ha actuado como la joven que buscaba a su tía Michaela en el camarote de los hermanos Marx, entrando en la estancia buscando algo que sabe que desgraciadamente no va a encontrar. Una vez dentro, se resigna preguntando «¿me permite telefonear?», buscando una ayuda externa que parece que tampoco llegará …

Porque podríamos alargar el largometraje todo lo que quisiéramos: DUI, art. 155, 3%, Soto del Real, etc; pero, ¿cómo se ve este escenario por parte de dicha ayuda externa…?

Una vez es sabido que la UE ha declarado que el único interlocutor que reconoce es al Gobierno español en su conjunto, queda centrarnos en el papel de la ONU y su Tribunal de La Haya, intentando encontrar un resquicio para la vía Kosovo que ha sido esgrimida como último recurso.

El protocolo para el reconocimiento de un nuevo Estado por parte de las Naciones Unidas está más claro de lo que pudiera parecer entre tanto personal del barco atendiendo a Groucho Puigdemont, Chico Junqueras y Harpo Gabriel:

  • La ONU no es un Gobierno en sí, es una entidad compuesta por Estados que son ellos mismos los que deciden sobre el reconocimiento de un territorio. Naciones Unidas como organización única no puede decidir.

  • Acto exclusivo de los Estados y Gobiernos.

  • El territorio solicitante tiene regirse por los principios de la Carta de las Naciones Unidas.

  • Y dicho Estado solicitante tendrá que ser admitido por decisión de la Asamblea General y por recomendación del Consejo de Seguridad.

. Aquí es donde la situación alcanza mayor claridad, para que la solicitud sea aprobada por la Asamblea General, tiene que ser ratificada primero por el Consejo de Seguridad. Para ello, se tienen que conseguir 9 votos de los 15 miembros que lo componen, de los cuáles, los votos de los miembros permanentes han de ser siempre favorables (China, USA, Reino Unido, Francia y Rusia). Teniendo en cuenta que Washington y Londres ya se han posicionado a favor del Gobierno central, poco margen de maniobra queda. (Fuente: http://www.un.org/es/index.html )

  • Aún pasando por alto la fase de las votaciones, si se llevara a cabo la vía Kosovo, lo más probable es que Catalunya alcanzara el status de «Estado con reconocimiento limitado» y teniendo en cuenta la negativa de la mayoría de los países occidentales, podría experimentar una situación socioeconómica similar: la existencia de una doble administración (Kosovo-Serbia) con la enorme incapacidad que ello supone, y una reducción de un posible P.I.B. catalán (el de Kosovo es de alrededor de 6.500 millons de USD con una población de casi 2 millones), haciendo las cuentas de su respectiva proporcionalidad de una población de 7,5 millones.

  • Obviando también el status que pudiera obtener, lo que sí estaría garantizado sería la larga duración de una lucha por su reconocimiento. Siguiendo con el caso kosovar como referencia: desde la Resolución 1244 de la ONU (1999) para una Administración Internacional para el territorio (os vamos a poner un Gobierno tecnócrata vamos) y la DUI de 2008; no se consiguió hasta 2012 que el Tribunal de la Haya fallara en favor de Kosovo pero con casi un tercio de la ONU sin seguir reconociendo la nueva República.

Solo cabe esperar que el barco llegue a buen puerto para intentar que los comicios del 21-D puedan ser reformulados como un plebiscito en el plano social. Y cito plano social porque para que sea jurídicamente, se debería activar la Reforma constitucional. Una posibilidad tan remota con el actual Gobierno, que hubiera sido más probable oír unas palabras de Harpo Marx como maestro de ceremonias en lugar de Groucho. Pero que no se nos olvide una cosa, ni Gobierno ni Govern, lo que importará tarde o temprano, será la «voix de ville» de todo el pueblo catalán, tanto de la parte ruidosa como de la silenciosa, para barrer el camarote. «Precisamente lo que hacía falta, ¡manos a la obra!»

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