Brexit, Referéndum Colombiano, Referéndum Italiano, Elecciones Holandesas… La prensa ha vuelto a hacer de las suyas y ha sumado una nueva cagada a su listado.
El pasado miércoles se celebraron elecciones en Holanda, con el ya conocido resultado de la victoria por tercera vez del candidato liberal y actual presidente, Mark Rutte, obteniendo 33 escaños, superando así por 13 al segundo en la lista, el candidato xenófobo Wilders.
La prensa alimentó durante estos meses la posibilidad de que un candidato de extrema derecha ganase las elecciones. Posibilidad que nunca existió. Y es que, en los Países Bajos, nunca han tenido un gobierno de mayoría. También las encuestas eran irreales. Se ofrecían datos cuando el resto de partidos aún no había elegido a sus candidatos. Eso sesgaba los resultados.
Todas estas publicaciones erróneas, provocaron que Rutte, que siempre ha sido un tipo bastante moderado y tolerante, acabase diciendo burradas del tipo “Si no te gustan nuestros valores, vete de Holanda” para intentar captar el voto que supuestamente se dirigía decididamente a la extrema derecha.
Y uno se pregunta, ¿pero son tan tontos los holandeses como para acabar votando a un tipo cuyo programa electoral es 1 página, y sólo su candidato es miembro del partido?
La respuesta parece evidente. Y es que la prensa tiene dos problemas. El primer, cuando tienen a periodistas que se dedican a hacer análisis exhaustivos de cualquier tema que esté sucediendo en la actualidad en lugar de dedicarse a informar objetivamente, que es en lo que consiste su profesión. Tenemos periodistas expertos en política, derecho, aviación, fútbol, obras públicas … y así no.
El otro problema es cuando se ofrece un balance representativo en la prensa que no es equitativo. Estamos de acuerdo en que hay que intentar representar las dos caras de la noticia, pero si, por ejemplo, hay 5000 millones de personas en contra del cambio climático, y hay 200 que lo defienden, pues a la hora de informar de las dos caras de la noticia las fuerzas parece que pasan a estar al 50%, cuando esto lógicamente no es así. Y así sucede con tantas otras cosas, y es uno de los problemas de la prensa actual.
Tal fue el enfoque y la sobrerrepresentación que le dieron al partido xenófobo, que se olvidaron de la pésima campaña que hizo el PvdA (PSOE holandés) que acabó en una caída estilo PASOK, y nadie se acordó de Groenlinks, el partido verde holandés que arrasó en Ámsterdam siendo el partido más votado, y tuvo una espectacular subida de votos.
Que Holanda tiene un problema con la inmigración e integración, es algo evidente, pero ha sido culpa de ellos, no de los inmigrantes. Los holandeses no han sabido integrar a los inmigrantes. Esto también sucede en otros países, lo que pasa que, en países más grandes, las diferencias se notan menos.
Los holandeses han visto que el paso para lograr una unión colectiva para dicha integración es la mejor opción, y no dejarlo todo en manos de un “salvapatrias” que lo único que podía hacer era ahondar más en la brecha (ningún partido político estaba dispuesto a pactar con Wilders).
El próximo mes, vienen las elecciones francesas. Veremos como acaba la historia con Le-Pen, y si se trata de una nueva sobrerrepresentación de la prensa, o se trata de una amenaza real.